El requerimiento básico más importante de un champú es que limpie bien el cabello. Desde la antigüedad egipcia y a lo largo de la historia el deseo de conseguir un cabello limpio se ha traducido en la fabricación y el uso de jabones de base grasa y de preparados a base de hierbas y extractos de plantas naturales para obtener brillo y fragancia.
En cualquier caso debemos saber cual se adapta mejor a nuestro tipo de cabello
Hoy en día los champús de la mayoría de los fabricantes de cosmética están compuestos por agentes limpiadores que, aunque puedan variar mucho de composición, sus resultados son muy similares. Contienen una parte no polar (sin carga eléctrica) que es soluble en grasas, y un extremo polar que es soluble en agua. La parte no polar de la molécula se une a la partícula de suciedad, mientras que la parte polar se une a las moléculas de agua. De este modo la suciedad se elimina de la superficie del cabello, mediante el proceso de enjabonamiento y enjuague del cabello.
Los fabricantes que apuestan por champús de mayor calidad integran en su composición el Sodium Lureth Sulfato como agente limpiador, una opción más eficaz y menos lesiva que el Sodium Lauryl Sulfato o el Amonium Lauryl Sulfato. Esto no quier decir estos últimos componentes sean dañinos, sino que por su abaratamiento en el coste suelen ser utilizados en productos de menor calidad y por lo tanto de precios de compra más bajos. También se utlizan en detergentes para la ropa y la loza, y en jabones líquidos de tocador.
Algunos fabricantes en sus formulaciones de champús utilizan algún limpiador secundario como por ejemplo el Cocoamfodiacetato, que es muy suave y mejora la condición del cabello; también facilita la formación del rizo en el cabello, tanto húmedo como seco y aumenta su brillo. Añadido al agente limpiador principal, el Cocoamfodiacetato hace que el champú tenga una mayor viscosidad, obteniéndose de este modo un champú tipo gel muy concentrado y de gran efectividad. Estos agentes limpiadores son generalmente muy alcalinos, por lo que deben ser convenientemente transformados para obtener un PH neutro o ácido.
Los Champús se pueden dividir básicamente en dos grupos
El primer grupo estaría integrado por los champús cuyo PH se mantendría prácticamente neutro, entre 6,0 y 7,5, no tienen más propósito que el de limpiar el cabello, aunque suelen dejarlo seco. El segundo grupo es el que está integrado por champús que mantienen su PH equilibrado con el del cabello, entre un 4,5 y el 5,5, estas formulaciones suelen ser más suaves para el cabello debido a su PH equilibrado.
Los ingredientes más utilizado por la industria cosmética para equilibrar el PH es el Ácido Cítrico o bien el Ácido Láctico; aunque el primero suele gozar de mayor preferencia para ajustar el PH. Un PH equilibrado garantiza mayor suavidad en la cutícula y por lo tanto un cabello mucho más fácil de peinar.
En cualquier caso las formulaciones de los fabricantes cosméticos tanto en EE.UU. como en Europa suelen combinar las Nucleoproteínas que proporcionan al cabello todos los nutrientes necesarios. Aquí hay que puntualizar que los champús no sustituyen los llamados reconstructores de la fibra capilar, los llamados tratamientos reconstructores o reestructurantes (Powercell Repair de L´Oreal) son vitales para mantenerlos sanos y brillantes, éstos suelen ser productos fabricantes a base de nutrientes naturales sin acumulación de residuos.
Existen por lo tanto varios tipos de champús pensados para atender diferentes tipos de cabellos, podemos confirmar la siguiente clasificación según el uso y aplicación que le vayamos a dar:
- Champús para cuero cabelludo y CABELLOS NORMALES
- Champús para cabellos dañados o bien tratados químicamente
- Champús para cabellos grasos o cabellos finos
- Champús específicos para la caspa
- Champús para cabellos canosos o rubios
- Champús para todo tipo de cabellos